El derecho a desconectar del trabajo es una herramienta clave para proteger la salud mental y garantizar un equilibrio real entre la vida laboral y personal. Una nueva sentencia judicial recuerda que ese derecho no es una opción, sino una obligación legal para todas las organizaciones. Si necesita ayuda con la gestión laboral de tu entidad, contacta con nosotros.
El derecho a la desconexión digital es cada vez más relevante en un contexto laboral en el que los límites entre el trabajo y la vida personal se han ido difuminando.
Él
Tribunal Superior de Justicia de Galicia
(TSJG) ha emitido una sentencia que refuerza este derecho, condenando a una empresa a indemnizar a una trabajadora con 1.500 euros por haberla contactado durante una baja médica, vulnerando lo establecido en la
Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales (LOPD).
El artículo 88 de esta norma obliga a las organizaciones a garantizar la desconexión digital, no solo durante períodos de convalecencia, sino también en momentos de descanso, permisos o vacaciones.
Este caso pone de manifiesto que la ley protege el derecho de las personas trabajadoras a no recibir ni atender ninguna comunicación laboral fuera de su horario a las personas.
¿Qué implica la desconexión digital?
Inicialmente, la desconexión digital se entendía como la libertad de no tener que responder a correos o mensajes fuera de la jornada laboral.
Hoy, este concepto va mucho más allá: desconectar también significa no recibir comunicaciones laborales de ningún tipo durante los períodos de descanso, y que las entidades se abstengan de enviarlas.
Esto implica una responsabilidad directa por parte de las organizaciones, que deben establecer medidas internas para asegurar este derecho.
Protocolizar los horarios de comunicación, limitar los canales fuera de servicio o activar respuestas automáticas son buenas prácticas que refuerzan ese compromiso.
Las entidades también deben ser responsables
En el caso de las entidades del tercer sector, este reto cobra especial relevancia. A menudo, los equipos son pequeños, pero muy implicados en su misión social, lo que puede hacer que la frontera entre lo personal y lo laboral sea difusa.
Para garantizar un equilibrio saludable, es necesario que las organizaciones:
- Tengan protocolos de desconexión claros y conocidos por todo el equipo.
- Formen al personal sobre derechos digitales laborales.
- Sensibilicen sobre las consecuencias físicas y emocionales de la hiperconexión.
Fomentar una cultura organizativa respetuosa con el descanso no solo mejora el clima laboral, sino que reduce el estrés, mejora la productividad y protege la salud mental de las personas.
Sentencias que crean precedente
Ésta no es la primera vez que la justicia sanciona vulneraciones del derecho a la desconexión digital.
El propio TSJG ya había condenado anteriormente a una empresa del sector de la seguridad a indemnizar con 1.000 euros a una persona trabajadora por enviarle mensajes fuera de horario y facilitar su teléfono personal a terceros.
Estas resoluciones consolidan un criterio judicial y dejan claro que la desconexión digital es una obligación legal.
No se trata solo de cumplir con la ley, sino de garantizar entornos laborales saludables y respetuosos con los límites personales.
Una oportunidad para el cambio
Las entidades del tercer sector pueden aprovechar este momento para revisar sus políticas internas y asegurar que todas las personas que trabajan o colaboran tengan garantizado este derecho.
Poner a las personas en el centro pasa también por reconocer la importancia del descanso, la salud mental y el bienestar emocional.
Respetar el derecho a desconectar no es solo una obligación legal: es un acto de cuidado colectivo y un paso hacia organizaciones más sostenibles y humanas.
Fuente: redactado por el equipo de Suport Tercer Sector en Xarxanet.