En 2019 entró en vigor la obligatoriedad en muchos casos de disponer de un plan de igualdad que se ha ido implementando de forma progresiva en los últimos años. Las entidades de más de 100 personas en plantilla ya lo deben que tener en marcha.

A partir de marzo de 2022 esta necesidad se hace extensiva a las entidades y empresas a partir de 50 personas trabajadoras. De hecho, el incumplimiento de esta norma puede suponer multas de hasta 6.250 euros.

Ester Crusellas es directora de Recursos Humanos de Sant Andreu Salut, y explica cómo la fundación ya se ha puesto en marcha para crear su plan de igualdad.

¿Por qué decidisteis poner en marcha un plan de igualdad?

Nosotras somos una entidad grande, de más de 250 trabajadoras, que teníamos un plan de igualdad teórico, pero sin presentar ni hacer mucho uso. Por eso, creíamos que el plan era una de los trabajos pendientes importantes que teníamos que hacer. De hecho, siempre lo poníamos sobre la mesa, tanto con el comité de empresa como el de seguridad y salud.

Con el día a día no acabábamos nunca de encontrar el momento para hacerlo, hasta que en 2019 nos plantamos. También fue por el golpe de efecto de la nueva normativa. Yo, como directora de recursos humanos de Sant Andreu Salut, dije que sola no lo podía sacar adelante, por eso, contactamos con Gestión Tercer Sector de Fundesplai y recibir el asesoramiento y acompañamiento en todo este proceso.

¿En que consistía el plan de igualdad que teníais previamente?

Respondía a las necesidades detectadas y extraídas de la revisión otros planes de igualdad, con los cuales pensábamos que compartíamos algunas respuestas. Esto ya nos había hecho poner el foco en determinadas cuestiones.

Sobre todo nos centrábamos en el lenguaje inclusivo o en adaptar la jornada laboral para el cuidado de menores. Veíamos que más o menos lo íbamos haciendo y no le dábamos la importancia que tiene.

Además, cuando hablas de plan de igualdad te enfocas muy inconscientemente en empresas donde hay una mayoría de hombres. El hecho que nuestra idiosincrasia sea justamente lo contrario, donde tenemos más de un 90% de mujeres, te hace pensar que no hace falta un plan de igualdad: ¿Qué hay que igualar, si somos mayoría de mujeres?

¿Qué pasó cuando os focalizasteis en hacer el plan de igualdad?

Desde el primer momento que contactamos con Gestión Tercer Sector, el técnico nos hizo abrir la mirada, tanto a mí como a todas las personas que formamos parte de la comisión.

¿Qué detectasteis entonces?

Vimos que el hecho de ser mayoría de mujeres no quería decir que no tuviéramos que tener en cuenta el plan de igualdad.

Desde la formación hay cosas del lenguaje que hemos aprendido: por ejemplo, ‘persona trabajadora’ nos ha quedado impregnado. Ahora tenemos herramientas o conocimientos, para no hacer discriminación en ningún sentido. Por ejemplo, en lugar de ‘buscar una enfermera’, ‘buscar una persona de enfermería’. Tenemos que intentar encontrar la manera de llegar a todo el mundo.

Ahora, por ejemplo, hemos accedido a una subvención de inclusión donde alguna de las personas que acogeremos será trans. Para mí, esto también forma parte del plan de igualdad.

¿Quién forma parte de la comisión de igualdad?

Nuestro comité de igualdad está formado por doce personas de las cuales seis son miembros de la empresa y seis más, delegados o delegadas sindicales.

Aquí, además, tenemos dos comités de empresa: el del ámbito de la dependencia y el de la atención intermedia. Por lo tanto, hay tres miembros de cada comité. En este sentido, yo planteé una mirada más amplia y unitaria porque en un plan de igualdad no habría diferencias entre un sector y el otro, por eso están los dos ámbitos.

¿Cómo ha sido el proceso de creación del plan hasta ahora?

De momento, nos hemos reunido dos veces. Ahora estamos en la fase de extracción de datos y, a partir de aquí, tenemos que hacer la encuesta que pasaremos a principios de año. Entonces podremos obtener unos resultados y podremos hacer la diagnosis.

¿Cómo crees que beneficiará el plan de igualdad a Sant Andreu Salut?

No debe ser un plan que se quede guardado al cajón. Por lo tanto, queremos darlo a conocer y que todo el mundo lo tenga presente. Queremos que la gente lo sienta como propio.

Creemos que tiene que incorporar cosas que a todo el mundo le faciliten la inclusión y, a la vez, que ponga en valor otros aspectos que ya se están haciendo; pero que, a veces, no se dice.

Tener un plan de igualdad puede ser bueno porque lo haces extensivo a todo el mundo y lo que sea mejorar la parte emocional y ponerlo en valor, siempre es positivo.

Las asociaciones, fundaciones y cooperativas sin ánimo de lucro que tengan dudas sobre la gestión de la igualdad de género a su entidad, pueden ponerse en contacto con nuestro servicio laboral. Nuestro equipo puede asesorar y acompañar a aquellas organizaciones que tengan la obligación o que quieran poner en marcha el plan de igualdad para mejorar su organización. Hay que recordar que el plan de igualdad es obligatorio para ciertas entidades.

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